martes, 11 de diciembre de 2018

Series: Better call Saul y Ozark


Dos hombres de carácter

Por Javi Kolker

Una de las cosas que me han sucedido desde que soy un recomendador serial de series  es que cada vez que le sugiero a un fan de Breaking bad  que vea  Better Call Saul, recibo gestos adustos, risitas socarronas y hasta muestras de desconfianza de su parte. Y lo comprendo mejor que nadie porque yo fui uno de esos desconfiados.
Saúl ha llevado desde el inicio la carga de competir con Walter White, Jessie y la mar en coche, y es justo aceptar que estos tipos han dejado la vara bastante alta. Sin embargo creo que hoy podemos decir que la nueva serie del hacedor de Breaking bad, Vince Gilligan (que no es el de la isla, sépanlo) tiene unas espaldas lo suficientemente anchas como para salir airosa del compromiso. Promocionada como una precuela de Breaking bad (es decir que sucede cronológicamente antes en el tiempo, precisamente en 2002 ) más para conservar un público seguro que para otra cosa, Better call Saúl nos muestra el camino de la transformación de Jimmy Mc Gill en Saúl Goodman de un modo siempre apasionante y lleno de intrigas.
Entonces, para meternos de lleno en las aventuras de Jimmy será necesario sacudirnos los prejuicios, no esperar los guiños que remitan a la historia de Walter White (calma compadres, ya van a llegar) y dejar que el carisma imbatible de su protagonista nos vaya develando paso a paso una historia llena de humor, ingenio y tristeza.
Si bien el protagonista (Bob Odenkirk) se roba casi todos los aplausos marcando el derrotero de lo que fue Saúl antes de ser Saúl, existen a mi entender dos personajes tan enigmáticos y cautivantes como el mismo actor principal: estos son Mike (encarnado por un Jhonatan Banks brillante) ya conocido como  un matón veterano en Breaking bad y Chuck Mc Gill (un Michael McKean que genera odio) en el rol del hermano mayor de Jimmy.
Mientras Mike se muestra como un abuelo tierno y amoroso, pero que mantiene al mismo tiempo su dureza, Chuck ocupa el rol del hermano perfecto, inalcanzable para Jimmy por más esfuerzos que haga para estar a su altura. La relación entre los hermanos es de lo mejor que pasa en Better -una gran serie desde donde se la mire- que acaba de terminar una magnifica cuarta temporada y promete ir a más.




Ozark en cambio es como una chica/o que te enamora de a poco. La trama gira alrededor de Marty Byrde, un asesor financiero que lava dinero para un cartel de droga mejicano y que ante una situación de crisis debe huir con su familia hasta recalar en un pueblito perdido: Ozark. Jason Bateman, además de ser el protagonista, dirige y produce varios capítulos de esta interesante propuesta que ha quedado un poco escondida entre la gran oferta de Netflix, pero  que  merece la pena verse. ¿Razones? La historia fluye -aunque Marty parezca por momentos una fría maquina de resolver problemas – apoyada en buenas actuaciones y personajes bien delineados como los de su esposa Wendy (Laura Linney in crescendo), la desconcertante Ruth Langmore (una increíble y jovencisima Julia Garner), un predicador evangélico, un matrimonio de traficantes pueblerinos y un agente del FBI dispuesto a desenmascarar a los Byrde. Un párrafo aparte merece Buddy, el veterano que se va metiendo de a poco en el corazón de la familia Byrde a fuerza de cariño y cierta rusticidad cómica.

Por eso y muchas cosas más recomiendo altamente la visión de estas series ácidas, duras, atrapantes, que cuentan con una preciosa fotografía y el mérito de no caer en el mal gusto, ni acercarse jamás a las telenovelas edulcoradas.  Salú.