martes, 28 de julio de 2020

Recordatorio de para que escribir


Para que escribir
por Javi Kolker

Escribir aun cuando no  se quiera escribir
Para decir que
No se quiere escribir
Que no tengo ganas de seguir
Tirando piedras al viento

Pelear contra los Sancho Panza que
No son buenos
Pero se hacen
Tener ganas de gritarle en esas caras sonrientes
Deja de hacerte
ya sabemos que no sos bueno

pero esa no es la verdad:
no es que sabemos
es que yo se
y algunos más saben (mos)

pero no queremos decirlo en voz alta
lo murmuramos
entre unos pocos
y a veces ni a eso nos animamos

No queremos pelear contra los Sancho
No porque les temamos
Sino porque
No tiene sentido

Porque ellos saben hacer equilibrio entre
La basura
Porque nosotros de carne somos
Y ellos de basura son

Pero igual peleamos
Porque no hay otra cosa para
Hacer
No es cuestión de andar entregando(se)
Lo poco que queda

Dejar en sus manos la palabra
Para que la maltraten
No es una opción

Hay que dejar sentado que
Podemos
Hacer las cosas bien
Desde un lugar al que
Ellos
No pueden llegar

Un lugar desconocido
Que se les perdió
Un lugar
Al que nunca accedieron
Ni accederán

Sensibilidad es una palabra
Extraña
Que no existe en sus diccionarios

Y duele cuando vos les crees
Cuando compras fruta
Podrida
Y caes en trampas para hombres
y mujeres
Que ponen las ratas

Si vivimos en el reino
Del revés
Como diría María Elena
No la de los
Argento
Sino la prima de Rodolfo

Cora pero si yo te quiero
Turra mía
Dice el Polaco en Sur
Mientras el bandoneón lo lastima
Y uno se resigna
Y baja la cabeza

Y sale a andar
Lastimado
Dolorido por no poder hacer
Que el mundo sea
Mejor

Porque uno se da cuenta que no
Alcanza
Y no puede
Y empieza a resignarse

Pero al ratito que
No
Y levanta la cabeza

Y se da fuerzas a uno mismo
Y digo no
Digo no
Como el Sr Flavio en Mal bicho
Pido paz en el mundo
Y que los buenos ganen

Y que los que se hacen
Los buenos
Que sabemos
son tan malos
Como los malos
Sigan tratando de encontrar (se)

Ser quien sos
y respetar (te)
Es el mejor Regalo
Que nos podemos hacer
Y dejar
A
la gente
Que te quiere

martes, 21 de julio de 2020

Mario Lorán, actor


Vida de teatro

Cuando uno se pone a charlar con Mario Lorán se entera que está embarcado en innumerables proyectos que tienen que ver con su profesión de actor. Ahora mismo –por ejemplo- me cuenta del próximo estreno de La Persuasión, una serie que saldrá en la TV Pública y en la que comparte elenco con Arturo Bonin, Susana Cart, Cristina Fridman y Lalo Mir entre otros. De todo esto, de cómo se inició en el camino de la actuación y de muchos temas más conversamos con él en esta entrega de Random.  


Música del alma

-¿Cómo te iniciaste en la actuación?

ML- Mi historia en el escenario es de larga data y en un principio no tenía que ver con la actuación, sino con la música. A mí me gustó cantar desde muy chico, pero por usar mal la voz tuve problemas en las cuerdas vocales hasta que pude hacer foniatría y recuperarme. Y como no quería dejar de pisar un escenario me acerqué al teatro, sin tener idea, ni referencias. Tampoco tenía antecedentes familiares de alguien cercano a la actuación.

-¿Se escuchaba música en tu casa?

ML- Si. Nosotros éramos una familia muy humilde, pero con mucho esfuerzo mis padres pudieron comprar un tocadiscos -un Winco chiquito- en el que se escuchaba la música que le gustaba a ellos: el tango, el folklore –Los Fronterizos, Los Chalchaleros- y yo enseguida me entusiasme con el canto. En la escuela primaria ya tenía un registro vocal muy potente, entonces en los actos las señoritas me ponían a cantar.

-Y también cantabas fuera de la escuela imagino…

ML- Claro. Tengo el recuerdo de cantar en mi casa con un palo de escoba, que lo ponía en un hueco en la tierra, e imaginaba un micrófono. Y de juntar monedas –porque mis padres no me podían dar dinero- para comprar revistas con las letras de las canciones de la época. Te estoy hablando de los años 60, los cantantes de música en libertad: Jhonny Tedesco, Chico Novarro; Nicky Jones, Palito Ortega. Me devoraba esas revistas, las cuidaba como un tesoro, me aprendía las canciones de memoria y cantaba. Cantaba en el patio de mi casa, y cuando mi mamá me pedía algún mandado y salía, por ahí los vecinos me decían que les cantara algo. Siempre me gustó la música.

-¿Y en qué momento te subiste a un escenario por primera vez?

ML- Yo soy de Campana. En esa época no era tan común que en las casas hubiera un televisor, así que las formas de entretenimiento eran los teatros, las ferias de la alegría, donde había concursos, magos, orquestas en vivo… se llenaba de gente. Yo empecé a participar en los  concursos de canto,  y como ganaba seguido no me dejaron participar más (risas). Pero en cambio me propusieron ser cantante estable de ese espectáculo que se hacía todos los domingos… yo era un chico.

-¿Y seguiste con la música?

ML- Sí. A los 12 o 13 años me junte con unos chicos un poco mayores que yo y formamos una banda, que empezó a actuar en los clubes casi todos los fines de semana: hacíamos baladas, rock, canciones de Los Gatos, de los Iracundos. Y además ganábamos alguna moneda, cosa que nunca venía mal. Así fue hasta los 17 o 18 años, cuando tuve que dejar de cantar, algo que sufrí mucho porque cantar era mi pasión.


Tablas

Carmelo, "He visto a Dios" - Teatro Nacional Cervantes
-¿Cómo fueron tus comienzos en el teatro?

ML- En esa época las cosas eran distintas que ahora. No existían talleres ni lugares donde uno pudiera formarse: la única manera era pisando un escenario y tratando de interpretar lo que quería el director. Había que encarar el personaje con la mayor osadía posible y salir al ruedo. Así fueron las cosas no solo para mí, sino para todos los que comenzamos a actuar en ese entonces y para los que ya venían haciendo su camino.   
 
-¿En qué año debutaste?

ML- Yo debuté en el año 75 en una obra llamada Los prójimos, de Carlos Gorostiza, después de peregrinar durante mucho tiempo –más de un año- con el grupo de teatro TIN (Teatro Independiente Nosotros) que dirigía Eugenia Orlegui. Visitaba los ensayos, veía obras de la época  -recuerdo que me impresionó mucho una llamada El lugar (también de Gorostiza) en la que actuaba Negrita Galván, el Negro Alba, Miguel López entre otros- hasta que un día la directora me ofreció la oportunidad de actuar y así empecé.

-¿Si tuvieras que elegir una obra en la que actuaste cual sería?

ML- Creo que todas fueron importantes para mí, por eso sería injusto calificar a una por encima de otra. La gran mayoría fueron producciones independientes -como lo encaramos acá- y en otras ocasiones accedí a través de castings, como cuando actué en el Teatro nacional Cervantes, que es oficial. A veces eso tiene otro sabor, porque generalmente hay mucha gente que quiere esos papeles y si bien siempre la mirada de quien elige es subjetiva, uno compite y si gana es un privilegio.

-¿Nos podes contar de alguna de esas obras a las que llegaste por casting?

ML- Las que más recuerdo son He visto a Dios (2009) y Cien veces no debo (2015), ambas del Cervantes. En He visto a Dios me toco hacer el protagónico –que es muy fuerte, todo gira alrededor de ese personaje- y se presentaron más de 100 actores de toda la provincia para 6 lugares. Obtener ese papel me significó mucho orgullo… uno evalúa su carrera desde otro lugar. Más acá hice Amor de memoria y tuve que investigar la patología del personaje, que tenía síndrome de Korzakoff (es una afección que produce trastornos mentales, afecta la memoria y el aprendizaje, pero involucra también otras funciones cognitivas): fue un reto muy interesante llevarlo adelante y sostenerlo todo el tiempo que duraba la pieza. Ahora el Grupo La llave está subiendo a Youtube varias obras para que la gente acceda más fácilmente, y yo estoy viéndome en trabajos que ya no recordaba tanto, como Filomena Marturano, El enganche –con la que hicimos mucha gira-; El gran deschave o Juana Azurduy, que la pudimos llevar por muchas escuelas de la provincia.

-¿Te planteas objetivos con cada papel?

ML-Sí. Uno de mis propósitos es no repetirme, tratar de caracterizar cada personaje para que se diferencie de los demás.

-¿Como ves tú trayectoria?

ML- Estoy muy feliz de todo lo que he podido hacer. Todo me ha sumado para seguir avanzando y no bajarme nunca de este tren tan hermoso que es la actuación, y lo que he conseguido fue con trabajo, con la necesidad de observar, de aprender. He actuado en teatro principalmente, pero también en televisión, cine y radio: era un objetivo a lograr experimentar en otros lenguajes que son muy distintos entre sí.


Gustos

-¿Qué actores te conmueven?

ML-A nivel nacional el gran actor sin discusión fue Alfredo Alcón, es el que más me ha llegado. Y entre los extranjeros me gusta mucho Al Pacino, me moviliza por su forma sanguínea, casi latina de construir sus personajes.

-Y películas preferidas?

ML-Para mí Cinema Paradiso y La vida es bella son dos obras maestras, no solo por su forma narrativa desde lo cinematográfico, sino también por la forma en que el guionista y el director han adaptado esas historias al celuloide. Cinema es maravillosa, fantástica y casi teatral, mientras que La vida es bella es un canto al amor dentro del horror de la guerra. Nunca dejo de verlas cada vez que puedo.

-¿Tenés algún libro que te haya marcado?

ML- Si bien lo leí hace mucho tiempo, uno de los libros que más me impactó es El viejo y el mar de Hemingway, por el mensaje que deja. Es una obra maestra de la literatura que reúne varios temas trascendentales como lo son la soledad, la muerte, y también habla de cómo la sociedad  mira de costado a los viejos y los trata como desechos. Esa novela hace hincapié en la sabiduría que te dan los años, en la lucha por la supervivencia y por demostrar que uno todavía vale.



Para ver:




martes, 7 de julio de 2020

Román Ríos, cantautor


Coplas del camino
por Javi Kolker

Román Ríos es un hombre alto, de gran tamaño. Si uno no lo conoce su aspecto hasta podría ser intimidante, pero apenas conversa unos minutos su carácter afable confirma que es un gigante bonachón y sensible. Román es parte de la historia de la música uruguayense, ya que integró dos de las bandas más queridas y reconocidas por estos pagos: Sairá y Ensamble.

Días de radio

-¿Cuál fue tu primer contacto con la música?

RR- Que difícil esa pregunta! Es que tengo la sensación de que la música siempre estuvo conmigo. Desde chiquito me gustaba estar cerca de la radio, escuchar las canciones… y cuando empecé la escuela también. Tengo un recuerdo de unos chicos con una flautita a la que le llamaban tonete –que no se si sigue existiendo- mostrándole algo a la maestra de música, y a ella dándoles indicaciones. A mí me llamó la atención y le fui a decir a mi viejo que quería una flauta: como siempre me sacó corriendo (risas). Lamentablemente no tuve el apoyo para estudiar música y lo pude hacer recién después de terminado el secundario. En ese momento me compré una guitarra y empecé a tocar, a aprender canciones, y más adelante me compré un bajo.

-¿Se escuchaba música en tu casa?

RR- Si. En mi casa se escuchaba fundamentalmente tango porque le gustaba a mi viejo y a mi vieja, pero no teníamos equipo de música, ni tocadiscos: había una radio Noblex Carina, que yo creo salvó mi vida (risas). Y el miércoles a la noche era la cita obligada, se detenía el universo a la hora que empezaba el programa de Silvio Soldán en la televisión, - Grandes valores del tango-… era religioso en mi casa. A mí no me gustaba mucho pero lo miraba igual. Me quedaba con ellos acompañándolos y escuchando los tangos, los cantantes, las orquestas.

-¿Cómo es eso de que la radio salvó tu vida?

RR- Claro. Porque durante el día mi viejo laburaba, entonces yo podía usar la radio para conectarme con la música. Y creo que la radio definió mi forma de componer, de armar los repertorios. Me gusta la variedad de estilos y no tanto la cosa monotemática. Con la radio nunca sabes que música van a pasar, con que te van a salir.

-¿Tenías algún programa preferido?

RR-Escuchaba el programa de Sergio Peraza –en la CW35 de Paysandú- que se llamaba Entre nosotros. Creo que toda mi generación le prestaba mucha atención a ese programa porque a los pocos días que un disco salía en Europa, Peraza lo tenía. Pasaban música pop y rock progresivo, desde Yes, Génesis y Emerson, Lake & Palmer hasta Donna Summer o Earth Wine & Fire. Eso me fue formando porque a veces pasaba horas con la radio hasta pescar una canción de los Beatles, o de Stevie Wonder. Además una de las características del programa era que casi siempre cerraba con una canción de los Beatles, así que lo escuchaba hasta el final y después me iba a entrenamiento de básquet. Más de una vez llegué tarde por quedarme a escuchar algo que me volaba la cabeza y no lo podía dejar hasta que terminara.

Guitarra y voz

-¿Alguien tocaba algún instrumento en tu casa?  

RR- Mi viejo tocaba muy bien la guitarra y cantaba lindo también. Lamentablemente no eran muchas las veces que lo escuchábamos porque no tenía instrumento. Había alguna anécdota de sus juventudes donde perdió su guitarra en una pelea, en una de esas pulperías de campo y ahí nunca más quiso tener una. Así que lo escuchábamos en alguna fiesta cuando alguien le prestaba, y el accedía… ahí nos enterábamos que tocaba la guitarra recontra bien: canciones de Falú, cosas elaboradas, instrumentales también. Y mi mamá cantaba muy lindo. Me acuerdo de estar estudiando y ella lavando la ropa mientras cantaba La pulpera de Santa Lucia con una afinación perfecta, muy expresiva. Tal vez a partir de ahí los cuatro hermanos somos cantores. 
     
-¿Qué artistas te impactaron de chico?

RR- Los Beatles. Cuando en la radio terminaba de sonar una canción te decían el nombre y quien era el artista, entonces yo iba seleccionando lo que me gustaba. Un tal John Lennon, un tal Paul Mc Cartney, un tal George Harrison… no sabía quiénes eran, ni que banda integraban, pero me encantaba. Recién en tercer año unos compañeros me dijeron “a vos te gustan los Beatles… mañana vamos a estar en la casa de un amigo con casi todos los discos… si queres venite”. Cuando fui era como tocar el cielo con las manos. Los Beatles fue lo primero que escuche durante bastante tiempo. Me acuerdo que una vez llegué tarde al entrenamiento porque me quede oyendo una música que era como los Beatles, pero cantado en castellano.

-¿De quién estás hablando?

RR- De León Gieco tocando María del campo. Era algo totalmente diferente a lo que había escuchado en castellano; lo que más sonaba era Palito Ortega y ese tipo de música. Lo de Gieco tenía poesía, una sonoridad distinta. Me acuerdo de haber pensado “ah bueno, esto es otra cosa, entramos en otra dimensión, en un mundo paralelo”. Y esos mismos compañeros que tenían los discos de los Beatles también tenían los de León. Esas cosas me marcaron para siempre en mi historia musical.

-¿Y qué fue lo siguiente que escuchaste?

RR- Te lo cuento en el orden que los fui conociendo: Pink Floyd, Génesis, Yes, King Crimson, Led Zeppelin… esos me pegaron fuerte. De los locales Almendra y Aquelarre fundamentalmente, que me parecen de las bandas más importantes que dio el rock argentino y latinoamericano. Tenían algo distinto y no trataban de seguir la huella de todo el mundo para vender discos, sino que hacían algo personal y auténtico. Y tenían cosas para decir, para aportar… algo nuevo.

Lecturas

-¿Cuáles fueron tus primeras lecturas?

RR-Un día me enteré que se podía sacar libros de la biblioteca de la escuela y llevártelos a tu casa, y ahí empecé a leer los clásicos de la adolescencia: La isla del tesoro; 20.000 leguas de viaje submarino… Tenía poco acceso a los libros -que a veces me compraba mi hermana mayor, que trabajaba- pero me gustaba leer. Cuando terminé el secundario y empecé a trabajar ya me compré mis propios libros. Un día encontré una liquidación en una librería y -guiándome por referencias de mis amigos- me compré algunos libros de Hermann Hesse: Lobo estepario; Sidartha; Demián, que ni sé de qué se trataba, pero me acuerdo de haberlos leído con pasión, atrapado por esas escenas. Jean Paul Sartre también me gusto mucho. Otras cosas que compré -en cambio- no me llamaron la atención, no me gustaron (risas). Pero esos dos autores me cautivaron, y me llevaron a cambiar mi forma de ver la vida y el mundo; la relación con la gente y con los hechos.

Trayectoria musical

-¿Cómo empezaste a meterte en la música?

RR-Llegó un momento en que me cansé de la ingeniería -tenía aprobada un tercio de la carrera- y decidí darle una chance a la música. Empecé con una guitarra que cayó en mi casa, que se la debe haber olvidado alguien y quedó ahí: era un cacho de madera con cuerdas… guitarra era una forma de decirle (risas). Como en esa época ya trabajaba busqué alguien que me enseñara a tocar, y le pedí a Carlitos Tourfiní: él se aprendía las canciones que yo le decía y me las pasaba. Más que nada cosas de Litto Nebbia, de Spinetta… hasta que un día me enseño a sacar canciones por mí mismo y el paso siguiente fue empezar a componer.

-Y armaste tu primera banda.

RR-Así es. Me puse a buscar gente e hicimos Sairá… todo a los guachazos porque yo no sabía nada, ni afinar el bajo. No tenía oído para afinarlo y en esa época no había afinadores, pero era tanta la confianza y las ganas que teníamos que armamos los temas, los ensayamos y salimos a tocar.

-Y después entraste en Ensamble.

RR- Claro. Cuando Sairá se desmembró me invitaron a tocar en Ensamble, y ahí fue otra cosa porque había gente que sabía mucho. Y como tenía que estar a la altura me puse a estudiar con el bajo: Germán (Reynoso) me pasaba ejercicios para hacer con el instrumento y yo estaba horas tocando, hasta que más o menos lo domé. Ensamble debe haber sido el proyecto más importante en el que participé en cuanto a música creada y elaborada. Y hace unos años toqué con un bandoneonista de Concordia, Santos Maggi, que también era un tremendo músico. Pero si me das a elegir yo tengo los mejores recuerdos de Sairá porque fue la primera experiencia: fue todo muy salvaje, muy libre, espontáneo y romántico.

-¿Cómo seguiste después de Ensamble?

RR- Hubo unos años de interrupción en los que deje de tocar. Después volví con mis canciones que es la propuesta que mantengo hasta hoy, al principio con un toque más folklórico, y de a poco volviendo a las raíces.

-Si te piden que le pongas un nombre a tu estilo musical ¿cuál sería?

RR- Folklore urbano, que es una fusión entre folklore y música urbana. Y le digo música urbana a las sonoridades y los ritmos que me remiten a lo que escuche de adolescente: el pop, el rock el rock progresivo.

-¿Cuáles son tus proyectos de acá en adelante?

RR- Quisiera grabar unas cuantas canciones que tengo en carpeta, y por eso estoy tratando de darles un mismo sentido, de unificar un criterio para armar un tercer disco. Me gustaría grabarlo en un estudio con buen sonido y hacer una duplicación industrial, que quede un buen registro. Son las canciones que veníamos tocando con esta última formación, y que hablan de mi manera de ver la vida, el mundo y el sentido de pasar por esta experiencia.


Sairá: Román Ríos (bajo y voces); Cacu Romero (guitarra y voces);  Felipe Chazarreta (guitarra y voces); Daniel Leturia (flauta); Patora Ducret (batería).

Ensamble: Román Ríos (bajo); Germán Reynoso (guitarra, charango y voces); Julia Díaz (voces); Caña de Michele (piano y voces); Carolina Bugnone (flauta traversa); Daniel Quiche (batería). Pasaron por Ensamble además Omar Jara (piano y voces); Cesar Rojas (piano, flauta, voces); Belleza Maddalena (guitarras); Fernando Delorenzi (saxo).

Román Ríos grupo: Román Ríos (bajo y voces); Edgar Urán (guitarra); Rocío Muñoz (voces); Claudio Galván (percusión y voces)

Para escucharRomán tiene dos discos:


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