martes, 21 de julio de 2020

Mario Lorán, actor


Vida de teatro

Cuando uno se pone a charlar con Mario Lorán se entera que está embarcado en innumerables proyectos que tienen que ver con su profesión de actor. Ahora mismo –por ejemplo- me cuenta del próximo estreno de La Persuasión, una serie que saldrá en la TV Pública y en la que comparte elenco con Arturo Bonin, Susana Cart, Cristina Fridman y Lalo Mir entre otros. De todo esto, de cómo se inició en el camino de la actuación y de muchos temas más conversamos con él en esta entrega de Random.  


Música del alma

-¿Cómo te iniciaste en la actuación?

ML- Mi historia en el escenario es de larga data y en un principio no tenía que ver con la actuación, sino con la música. A mí me gustó cantar desde muy chico, pero por usar mal la voz tuve problemas en las cuerdas vocales hasta que pude hacer foniatría y recuperarme. Y como no quería dejar de pisar un escenario me acerqué al teatro, sin tener idea, ni referencias. Tampoco tenía antecedentes familiares de alguien cercano a la actuación.

-¿Se escuchaba música en tu casa?

ML- Si. Nosotros éramos una familia muy humilde, pero con mucho esfuerzo mis padres pudieron comprar un tocadiscos -un Winco chiquito- en el que se escuchaba la música que le gustaba a ellos: el tango, el folklore –Los Fronterizos, Los Chalchaleros- y yo enseguida me entusiasme con el canto. En la escuela primaria ya tenía un registro vocal muy potente, entonces en los actos las señoritas me ponían a cantar.

-Y también cantabas fuera de la escuela imagino…

ML- Claro. Tengo el recuerdo de cantar en mi casa con un palo de escoba, que lo ponía en un hueco en la tierra, e imaginaba un micrófono. Y de juntar monedas –porque mis padres no me podían dar dinero- para comprar revistas con las letras de las canciones de la época. Te estoy hablando de los años 60, los cantantes de música en libertad: Jhonny Tedesco, Chico Novarro; Nicky Jones, Palito Ortega. Me devoraba esas revistas, las cuidaba como un tesoro, me aprendía las canciones de memoria y cantaba. Cantaba en el patio de mi casa, y cuando mi mamá me pedía algún mandado y salía, por ahí los vecinos me decían que les cantara algo. Siempre me gustó la música.

-¿Y en qué momento te subiste a un escenario por primera vez?

ML- Yo soy de Campana. En esa época no era tan común que en las casas hubiera un televisor, así que las formas de entretenimiento eran los teatros, las ferias de la alegría, donde había concursos, magos, orquestas en vivo… se llenaba de gente. Yo empecé a participar en los  concursos de canto,  y como ganaba seguido no me dejaron participar más (risas). Pero en cambio me propusieron ser cantante estable de ese espectáculo que se hacía todos los domingos… yo era un chico.

-¿Y seguiste con la música?

ML- Sí. A los 12 o 13 años me junte con unos chicos un poco mayores que yo y formamos una banda, que empezó a actuar en los clubes casi todos los fines de semana: hacíamos baladas, rock, canciones de Los Gatos, de los Iracundos. Y además ganábamos alguna moneda, cosa que nunca venía mal. Así fue hasta los 17 o 18 años, cuando tuve que dejar de cantar, algo que sufrí mucho porque cantar era mi pasión.


Tablas

Carmelo, "He visto a Dios" - Teatro Nacional Cervantes
-¿Cómo fueron tus comienzos en el teatro?

ML- En esa época las cosas eran distintas que ahora. No existían talleres ni lugares donde uno pudiera formarse: la única manera era pisando un escenario y tratando de interpretar lo que quería el director. Había que encarar el personaje con la mayor osadía posible y salir al ruedo. Así fueron las cosas no solo para mí, sino para todos los que comenzamos a actuar en ese entonces y para los que ya venían haciendo su camino.   
 
-¿En qué año debutaste?

ML- Yo debuté en el año 75 en una obra llamada Los prójimos, de Carlos Gorostiza, después de peregrinar durante mucho tiempo –más de un año- con el grupo de teatro TIN (Teatro Independiente Nosotros) que dirigía Eugenia Orlegui. Visitaba los ensayos, veía obras de la época  -recuerdo que me impresionó mucho una llamada El lugar (también de Gorostiza) en la que actuaba Negrita Galván, el Negro Alba, Miguel López entre otros- hasta que un día la directora me ofreció la oportunidad de actuar y así empecé.

-¿Si tuvieras que elegir una obra en la que actuaste cual sería?

ML- Creo que todas fueron importantes para mí, por eso sería injusto calificar a una por encima de otra. La gran mayoría fueron producciones independientes -como lo encaramos acá- y en otras ocasiones accedí a través de castings, como cuando actué en el Teatro nacional Cervantes, que es oficial. A veces eso tiene otro sabor, porque generalmente hay mucha gente que quiere esos papeles y si bien siempre la mirada de quien elige es subjetiva, uno compite y si gana es un privilegio.

-¿Nos podes contar de alguna de esas obras a las que llegaste por casting?

ML- Las que más recuerdo son He visto a Dios (2009) y Cien veces no debo (2015), ambas del Cervantes. En He visto a Dios me toco hacer el protagónico –que es muy fuerte, todo gira alrededor de ese personaje- y se presentaron más de 100 actores de toda la provincia para 6 lugares. Obtener ese papel me significó mucho orgullo… uno evalúa su carrera desde otro lugar. Más acá hice Amor de memoria y tuve que investigar la patología del personaje, que tenía síndrome de Korzakoff (es una afección que produce trastornos mentales, afecta la memoria y el aprendizaje, pero involucra también otras funciones cognitivas): fue un reto muy interesante llevarlo adelante y sostenerlo todo el tiempo que duraba la pieza. Ahora el Grupo La llave está subiendo a Youtube varias obras para que la gente acceda más fácilmente, y yo estoy viéndome en trabajos que ya no recordaba tanto, como Filomena Marturano, El enganche –con la que hicimos mucha gira-; El gran deschave o Juana Azurduy, que la pudimos llevar por muchas escuelas de la provincia.

-¿Te planteas objetivos con cada papel?

ML-Sí. Uno de mis propósitos es no repetirme, tratar de caracterizar cada personaje para que se diferencie de los demás.

-¿Como ves tú trayectoria?

ML- Estoy muy feliz de todo lo que he podido hacer. Todo me ha sumado para seguir avanzando y no bajarme nunca de este tren tan hermoso que es la actuación, y lo que he conseguido fue con trabajo, con la necesidad de observar, de aprender. He actuado en teatro principalmente, pero también en televisión, cine y radio: era un objetivo a lograr experimentar en otros lenguajes que son muy distintos entre sí.


Gustos

-¿Qué actores te conmueven?

ML-A nivel nacional el gran actor sin discusión fue Alfredo Alcón, es el que más me ha llegado. Y entre los extranjeros me gusta mucho Al Pacino, me moviliza por su forma sanguínea, casi latina de construir sus personajes.

-Y películas preferidas?

ML-Para mí Cinema Paradiso y La vida es bella son dos obras maestras, no solo por su forma narrativa desde lo cinematográfico, sino también por la forma en que el guionista y el director han adaptado esas historias al celuloide. Cinema es maravillosa, fantástica y casi teatral, mientras que La vida es bella es un canto al amor dentro del horror de la guerra. Nunca dejo de verlas cada vez que puedo.

-¿Tenés algún libro que te haya marcado?

ML- Si bien lo leí hace mucho tiempo, uno de los libros que más me impactó es El viejo y el mar de Hemingway, por el mensaje que deja. Es una obra maestra de la literatura que reúne varios temas trascendentales como lo son la soledad, la muerte, y también habla de cómo la sociedad  mira de costado a los viejos y los trata como desechos. Esa novela hace hincapié en la sabiduría que te dan los años, en la lucha por la supervivencia y por demostrar que uno todavía vale.



Para ver:




No hay comentarios:

Publicar un comentario