Amigo, poeta, murguero
por Javi Kolker
Este
es un momento triste, pero la historia, nuestra historia, está llena de
momentos alegres. Imposible pensar en Carlitos Da Sil –así me gusta llamarlo- sin alegría.
Y
nuestra historia junto a él empezó así. A mediados del 2015 una compañera de la
murga me vino a decir que lo invitara a Carlitos: “Es afinado –dijo la Vero- y
le gusta cantar. Seguro te dice que sí”. Yo intuía que la cosa no iba a ser tan
sencilla como ella la pintaba pero igual le escribí por Facebook. Necesitábamos
segundos (los que cantan grueso vio?) y aunque éramos amigos en las redes no
nos conocíamos en la vida real. Pero como vaticinó la Vero, y a pesar de mis
prejuicios, Carlitos dijo que sí.
Como
se dice en el boxeo, los primeros rounds fueron de estudio. El tipo me
observaba y yo también a él… y al mismo tiempo tratábamos de agradarnos. Años más
tarde, ya amigos de verdad, un día me soltó de golpe: “Mira que me animé a
venir Javi… Y eso que me habían dicho que eras la mano derecha de Hitler”; a lo
que no tuve otra opción que responder: “Ahora sabes que te estaban diciendo la
verdad” y soltamos la carcajada.
Con todo respeto
Cuando
Da Sil se incorporó al Guachazo estábamos ensayando nuestro quinto espectáculo,
Con todo respeto, y ya faltaban tres
o cuatro meses para estrenarlo. Así que el muchacho tuvo que hacer un curso
acelerado de murga (o mejor dicho del Guachazo) y comprometerse a venir a todos
los ensayos, cosa que cumplió a medias… pero ya nos había ganado el corazón.

Leonard Floyd
Otra
cosa que le apasionaba era hablar de sus músicos preferidos: Pink Floyd y todo
lo que derivara de la banda (Roger Waters y David Gilmour como solistas) y
Leonard Cohen. Se entusiasmaba a lo loco contando detalles de sus vidas, de
cómo se habían grabado los discos, de a quien estaba dirigida tal o cual
canción. Como sabía que a mí también me gustaban esos artistas -aunque no con
su mismo fervor- buscábamos los momentos para hablar... en los ensayos. Así que más
de una vez fuimos apercibidos por la directora para que hagamos silencio, con
justa razón.
Tuve
la fortuna de hacer un precioso viaje para ver a David Gilmour en Buenos Aires,
junto a mi compañera, él y Carlos Arlettaz y no creo equivocarme si digo que
disfrutamos más del propio viaje que del recital, que terminamos viendo en la
pantalla más que en el escenario.
Hijos y crianzas
Un tema
que siempre aparecía en las charlas era el de sus hijos, por los que tenía
devoción. Siempre tratando de ayudarme con los míos, de aportarme su mirada y
su experiencia en la crianza, en la convivencia. Más de una vez antes de ensayar
recibíamos un mensaje: “estoy con los gurises –podía ser uno o los 4- pueden ir
conmigo?. Se portan bien”... y así venían y se quedaban sentados a un costado y a
los pocos ensayos la Luchi estaba cantando las letras y hasta bailando con una
sonrisa preciosa.
Una
vez charlando en casa –hace no tanto tiempo- nos contaba una anécdota como solo
él podía contarla: “Resulta que Ezequiel me pide plata para cortarse el pelo y
le doy $100. Ahí nomás me dice que necesita $300... ¿300?? le digo... yo me corto
por $50... Vos podes creer que levanta los ojitos y me mira la cabeza... y no me
dice nada. Pero solamente con esa mirada me estaba diciendo... y claro! con razón
te cobraron $50”! Y ahí estuvimos tentados un rato largo, sin poder parar de
reírnos.
Murga alma y vida
Hemos
conversado con varios compañeros de este tema, largo y tendido. En el Guachazo suceden
cosas intensas, fuertes... tanto que el tiempo pasa lento y a lo mejor dos años
parecen muchos más. Son horas de ensayos, horas de pintarse antes de los shows,
horas de hacer trajes...en muchas ocasiones los vínculos que se crean son más
fuertes y rápidos que en otra actividad. A veces parece que te conoces de toda
la vida… y no es así.
Da
Sil participó en solo dos espectáculos de la murga, pero nunca se fue... siempre
estaba llegando como Troilo. No se fue del grupo de Whatsapp; no se fue de los
cumpleaños, ni de los festejos, ni de los estrenos. Todos los años volvió a ensayar, y la vida no
le dejó tener continuidad... Por suerte siempre quedó claro que podía volver
cuando quisiera y de la forma que quisiera.
Es
que para estar en Manso Guachazo es necesario comprender que el trabajo es
siempre colectivo, nunca individual. Que lo importante es el grupo, nunca el
lucimiento personal. Que hay que poder sostener abajo del escenario lo que se
pregona desde arriba. Eso es lo que pedimos, aunque no de manera explícita (no
se le entrega un manual de reglas al que llega, pero con el andar se va
aprendiendo que es lo que queremos como grupo... y no a todos les gusta esa forma
y esa exigencia).
Carlitos
lo entendió siempre, sin esfuerzo y sin necesitar explicaciones de ningún tipo.
Era uno de los nuestros, por eso no es casual –y si es un orgullo- que en estos
días recibamos mensajes de montones de gente, saludándonos como si fuéramos su
familia... y de alguna forma lo somos, porque los amigos son la familia que se
elige y porque siempre recuerdo lo que un día me dijo: “voy a ser un guachazo
toda la vida, Javi”.
Amistades bellas y fuertes
No
soy de romantizar la muerte. No creo que mejore a las personas. Cuando lo fui a
visitar por última vez, sentados en el patio en reposeras -“veni Javi… tengo
yerba uruguaya” fue el mensaje- me dijo que nunca se les había ocurrido –así,
en plural- ponerse a llorar, ni entregarse.
Le dije que admiraba su valentía y me preguntó… “te parece que soy
valiente?”.
No
me quedaron cosas en el tintero. Hace rato que cada mensaje terminaba con un
“te queremos mucho, amigo” y el nos respondía igual. No hizo falta la
enfermedad para que pudiéramos expresar nuestros sentimientos.
Ese
día que fui a su casa yo estaba en la bicicleta, y había llevado la guitarra
para cantarle una canción que escribí sin saber por qué –como siempre me pasa-
pero que resultó ser para la gente que lucha, para la gente como él. Se la
canté con toda la timidez que me produce el cantar cara a cara, para poca gente.
Me dijo que le gustaba para canción final de murga. Esta es la letra.
A tu salud
Los
sueños que aprendimos a soñar
El
árbol que plantamos en el campo
La
vida que germina una vez más
Y
siempre vamos a brindar nuevamente a tu salud
Los
juegos que aprendimos a jugar
La
fuerza para nunca entregarse
La
risa que germina una vez más
Y
siempre vamos a brindar nuevamente a tu
salud
Con
la alegría como estandarte
La
vida siempre será mejor
Con
el abrazo de los que amamos
Y la
belleza de la canción
Tengo
muchas más historias para contar, muchas vivencias compartidas y una tristeza
que no sé como sacarme de encima. Me enojo con el destino, me enojo con el mundo
y no me enojo con Dios porque no creo que exista... pero veo la fortaleza de su
compañera, de sus hijos, de su familia y no puedo menos que pensar lo
afortunado que soy de haberme cruzado en la vida con una persona como Carlitos
Da Sil. Abrazo fuerte amigo... te vamos a extrañar siempre.
Algunos
de sus compañeros de murga y amigos, quisieron dejar algunas palabras para
Carlitos.
Que lindo.
ResponderEliminarGracias Pablin..te quiero
Eliminar💜
ResponderEliminarGracias por contarnos esto
ResponderEliminarRtte. Carlos Nuss
EliminarGracias a vos Carlos....Siempre me contó de vos como un gran amigo...Abrazos!!!
Eliminarlo vi en el escenario... no tuve el gusto de conocerlo conocerlo... abrazo Javi querido... abrazos
ResponderEliminarUna gran persona ...Abrazo amigo!!!
Eliminar