Por Javi Kolker
Confieso que ayer estuve todo el
día tarareando las canciones de Fernando Cabrera. Me levanté cantando “al mismo
tiempo que me pone una cadena, ahuyenta miedos que trancan mi libertad” y de ahí
pasé a poner su música sin escalas. Primero 432,
último trabajo discográfico que había escuchado muy brevemente; después Viva la patria (ironía tan típica y
sutil como solo él sabe desplegar), un disco que amo profundamente solo por
tener entre sus canciones a Canelones
y Buena madera y después, ya durante
la tarde, sus melodías y su aura siguieron merodeándome como un
fantasmita bueno que no se quiere ir. Es que Cabrera te moviliza. El tipo
genera cosas buenas y las pone a disposición de todo aquel que esté atento y con los oídos abiertos.
La noche anterior el cantautor
uruguayo se presentó en el Auditorio Scelzi- de Concepción del Uruguay- solo
con su guitarra eléctrica y sus canciones imbatibles, para mostrar una
propuesta a la que ya nos tiene acostumbrados aunque nunca lo hayamos visto en
vivo. Es que el tipo habla poco, pero dice mucho, y devela una sensibilidad extrema que queda flotando
en el aire por largo rato.
Con una sala a medio llenar
Cabrera se metió al público en el bolsillo rápidamente. Al mismo tiempo, una de sus viejas canciones, abrió el juego; después
vinieron La casa de al lado; Agua; las
nuevas Medianoche (con una introducción
en la que contó que está dedicada a un caballo); la bella El trío Martin (“los niños y los yuyos crecían sueltos”) y Alarma (“Alarma la inseguridad, todos
morimos de miedo”, de fabulosa interpretación), para volver a sumergirse y
sumergirnos en las clásicas Viveza
(con su cajita de fósforos como único acompañamiento); La garra del corazón e Imposibles.
Una extraña intimidad es la que
se da cuando se ve y se escucha a Cabrera. El tipo habla pausado y bajito, pero
uno nunca deja de oírlo. No vuela una mosca en la sala, ni hay lugar para voces
altisonantes. Algunos susurramos sus canciones, o parte de las letras, pero
siempre con el mayor de los respetos, siempre con la atención puesta en él. En
sus conciertos uno tiene la sensación de que un amigo –en este caso Cabrera-
llega a tu casa una noche cualquiera y te dice “hacete unos mates y si querés
te muestro una canción que recién terminé” y ahí se pone a tocar y cantar
mientras vos esperas que se caliente el agua.
Para el final quedan Te abrace en la noche; Dulzura distante,
Buena madera (“ahora te mudaste a la Unión /atrás de esa joyera loca /te
siguieron niñas las herramientas / tras la ilusión que el amor provoca) y Oración. Cabrera es –sin duda alguna- un artista
imprescindible que siempre se desmarca de los cliches y los lugares comunes
para dotar a sus shows de una sensación de riesgo que es muy bienvenida en
estos tiempos de Berissos y demás berretadas. Por ejemplo y Puerta de los
dos ofician de bises para cerrar una noche de imposible belleza que nos
devuelve al mundo lleno de esperanzas y nuevos bríos.
Buena madera; Viva la patria; Fernando Cabrera
Hermoso
ResponderEliminarGracias Caro!!!!
ResponderEliminarHola JK, Laura Canoura allá en los 90's, hacía su versión de "Medianoche", en el álbum de covers "Puedes oirme" (en las que interpreta canciones de Joni Mitchell, Beatles...
ResponderEliminarFelicitaciones por el blog. Estamos atentos a la "escucha".
Hola Horace no sabía de la versión, ni que la canción se había grabado antes....Gracias por los datos y por las palabras lindas!!!!
Eliminarmaravilla la canoura!!!
EliminarGracias, Javier! Desde la cooperativa El Miércoles, junto con el Rebaño, hacemos un gran esfuerzo para traer artistas como Fernando, y no siempre el público responde, así que gracias por haber ido. Y también por tan simpática crónica del formidable show de Cabrera. Saludos.
ResponderEliminarEstuve en duda de asistir porque conocía la obra de Cabrera más por interpretaciones ajenas que propias. Al ser un verdadero prócer de la música, temía desaprovechar la complicidad con la que los artistas suelen jugar con su público. Menos mal que finalmente fui! Un deleite de principio a fin, como detalla el amigo Javier en este lindo y necesario blog. Abrazos!
ResponderEliminarGracias Nelson.....hubiera sido un pecado perderselo.....Un abrazo y nos vemos!!!!
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